Es posible que ya te hayas preguntado de dónde viene el incienso, cómo se hace, por qúe magia puede emanar un olor sublime de un pequeño palito quemado?
La maison parisina Astier de Villatte, creadora de cerámica artesanal y la agencia creativa North Sea Air, se lanzaron al descubrimiento de Awaji. Awaji es una isla japonesa que ofrece todo lo que una podría soñar: aguas termales, paisajes grandiosos, templos y santuarios, playas de arena blanca, delicias culinarias… Pero aquí vamos a hablar de su incienso, que se elabora utilizando tradiciones y técnicas ancestrales
Cuenta la leyenda que, un día, un tronco de madera de jinkoh fue arrastrado a la playa. Los isleños lo quemaron, y el olor era tan embriagador que decidieron ofrecerlo como regalo al Emperador y construir un santuario en la isla. A partir de entonces se trazó el destino de Awaji, la isla se dedicó por completo a la fabricación de incienso. «Madera de agar», «madera de jinkoh» o incluso «madera de oud». Esta madera es llamada de diferentes formas según las culturas y países, en Japón es la madera de jinkoh, el «perfume ahogado». Esta madera proviene de Aquilaria, un árbol conocido desde hace milenios por su madera negra y resinosa, con propiedades medicinales y aromáticas. Es la parte más rica en savia, la que se utiliza en la fabricación del incienso. Fue en 1850 cuando se desarrolló la fabricación del incienso y su reputación se extendió por todo Japón. Su clima lo convierte en un lugar propicio, su fuerte viento del oeste llamado «Nishi-kare» es ideal para secar incienso
Pasados de padres a hijos, desde hace más de mil años, Los Koh-shis o Maestros de los Aromas, siguen utilizando sus métodos tradicionales de elaboración. Solo ellos pueden controlar a la perfección los cuatro pasos de la producción: dosificación perfecta de ingredientes exclusivamente naturales, maderas preciosas, hierbas y plantas, resinas vegetales y perfume. El amasado de la pasta, que se prensa y trabaja durante largos períodos de tiempo, luego se deja reposar durante dos semanas para absorber completamente los perfumes. El corte de la pasta en cintas largas, enrolladas a mano, luego se deja secar en un viento del oeste durante tres días, antes de atarlos en gavillas
Es difícil de imaginar que ese saber hacer siga siendo relevante hoy y eso es lo que hace que esta historia sea tan rica. Una maestría inculcada a lo largo de varias generaciones, gente que trabaja con pasión, herramientas de trabajo tradicionales y tantas otras cosas aprendidas por Ivan Pericoli y Benoît Astier de Villatte, que iniciaron su aventura olfativa en la isla del incienso
Quemamos Awaji, su delicado humo exhala un suave aroma a madera flotante, resinas, jazmín y siempreviva. Pensamos en la hermosa historia que esconde la varita que amamos quemar, después de un largo día, con la esperanzas de calmarnos y viajar por un momento a través de su olor…
152 x 63 x 19 mm
125 Sticks
Hechos en Japón