Autora: Maggie O’Farrell
Traducción: Concha Cardeñoso
Número de páginas: 350
Idioma: Castellano
Idioma Original: Inglés
Formato: 14 x 21.5 cm
ISBN: 978-84-17977-58-0
«Ya se ha ido, ya está muerto
muerto ya, señora mía.
Verde hierba a su cabeza,
a su pie una piedra fría»
Hamlet, Acto IV, Escena V
Mejor novela de 2021 según el diario El País.
Agnes, una muchacha peculiar que parece no rendir cuentas a nadie y que es capaz de crear misteriosos remedios con sencillas combinaciones de plantas, es la comidilla de Stratford, un pequeño pueblo de Inglaterra. Cuando conoce a un joven preceptor de latín igual de extraordinario que ella, se da cuenta enseguida de que están llamados a formar una familia. Pero su matrimonio se verá puesto a prueba, primero por sus parientes y después por una inesperada desgracia.
Partiendo de la historia familiar de Shakespeare, Maggie O’Farrell transita entre la ficción y la realidad para trazar una hipnótica recreación del suceso que inspiró una de las obras literarias más famosas de todos los tiempos. La autora, lejos de fijarse únicamente en los acontecimientos conocidos, reivindica con ternura las inolvidables figuras que habitan en los márgenes de la historia y ahonda en las pequeñas grandes cuestiones de cualquier existencia: la vida familiar, el afecto, el dolor y la pérdida. El resultado es una prodigiosa novela que ha cosechado un enorme éxito internacional y confirma a O’Farrell como una de las voces más brillantes de la literatura inglesa actual.
«Una historia emotiva y llena de intriga sobre la manera en que el dolor transforma brutalmente un matrimonio.» The Washington Post
«Un regalo para los sentidos. Una novela muy especial.» The Sunday Times
«Una novela ambiciosa, de una riqueza literaria que deja boquiabierto a quien se enfrenta a su grandeza.» Sonia Fides (Heraldo de Aragón)
«Una obra redonda, de enorme belleza. (…) Una gran historia, enormemente conmovedora, que indaga acertadamente en el dolor y la pérdida con una destreza y una sensibilidad sencillamente magistrales.» Sagrario Fernández-Prieto (La Razón)
«La deslumbrante nueva novela de Maggie O’Farrell.» Begoña Gómez Urzaiz (S Moda – El País)
«Es una maravilla sensible y agridulce. La obra de una gran escritora y la prueba de que los grandes siempre tiene algo que contar.» Xavi Sancho (ICON – El País)
SINOPSIS
Con su octava novela, Maggie O’Farrell (Coleraine, Irlanda del Norte, 1972) recurre bri-
llantemente a la ficción histórica para enfrentarse a la peor pesadilla de un padre: la muer-
te de su hijo. Ambientada en Stratford, Inglaterra, a finales del siglo XVI, “Hamnet” imagina
las repercusiones emocionales, domésticas y artísticas después de que el dramaturgo más famoso del mundo, aunque jamás nombrado, y su esposa pierdan a su único hijo, de 11 años,
a causa de la peste bubónica, en 1596. Cuatro años más tarde, el padre del niño traslada su
dolor a su obra maestra, titulada con una variante común del nombre del propio hijo, en la
que el progenitor muere y este vive para vengarlo. “Hamnet”, la aclamada obra de O’Farrell,
es una novela que se escribe en los márgenes de la historia. Lo que en ella cuenta se centra en
Agnes Shakespeare, más conocida como Anne Hathaway, o simplemente, “la esposa de Sha-
kespeare”. Creemos que lo sabemos casi todo del Bardo debido a su prodigioso trabajo y su
gran influencia cultural. Sin embargo, apenas existen detalles biográficos sobre el hombre, y
aún menos de su esposa y el hijo perdido. “Hamnet” es un libro sobre la muerte y los ini-
cios, y O’Farrell toma una historia reconocible y la hace sorprendentemente nueva a los ojos
asombrados de los lectores. Aunque hayan transcurrido más 400 años desde la muerte del
niño, la conmovedora narración que teje la autora de la novela resulta atemporal y relevante.
Las obra de la escritora irlandesa rara vez responde a una cronología directa. Esta vez al-
terna entre dos líneas de tiempo, una que comienza el día en que la plaga afecta por prime-
ra vez a la hermana gemela de Hamnet, Judith, y la otra se remonta al comienzo de la apasio-
nada relación de sus padres, unos 15 años antes. La mujer que conocemos como Anne Hathaway se llama Agnes. Es un espíritu libre que, como su difunta madre, se siente más a
gusto en el bosque. Pero también una Cenicienta en la casa de su desagradable madrastra,
en la que el futuro dramaturgo, aún en su adolescencia y con un futuro incierto, está contra-
tado como tutor de latín para ayudar a saldar una deuda contraída por su errabundo padre.
O’Farrell siembra su relato de oscuros presentimientos, lamentaciones por las ausencias en
los momentos decisivos: toda vida tiene su epicentro, de donde todo fluye y al que todo vuel-
ve. La madre ausente, el niño, la casa vacía, el patio desierto y el llanto no escuchado.
En la literatura universal hay grandes y pequeñas novelas que reescriben los lectores con
su atención, otras que se atascan y finalmente logramos desatascar.
Me ha sucedido inicialmente con “Hamnet”, igual que con las anteriores de O’Farrell en las
que el estilo supone a veces un obstáculo para que la narración fluya. Pero, igual que en otras ocasiones, esta vez todavía con mayor ímpetu, la opacidad estilística es simplemente un espejismo y pronto se empieza a agradecerel caudal de escritura que aguarda en cada oración o párrafo. La autora, con numerosas descripciones donde una ya valdría, parece estar siempre dispuesta a tirarle de la manga al lector para que no se descuide y se convierta en cómplice absoluto de la historia que le está contando. Hasta que le asalta una sobredosis sensorial.
Un ejemplo es el final de la novela en el que la intensificación del lenguaje no da tregua. Predispuestos a las mayores emociones, el viaje de Agnes a Londres tras la pista de su marido ausente se describe de modo especialmente brillante. Cabalgan por las suaves ondulaciones de
Chiltern Hills bajo la tormenta y el granizo, atraviesan Kensington, Bishopgate y el Puente: la capital surge como un lugar aterrador y turbulento de enfermedad y libertinaje, las cabezas de los traidores exhibidas en las picas, el cielo cargado de humo y niebla. “A medida que se acercan, oyen tañido de campanas, perciben el olor –vegetación húmeda, animales, cal y otras cosas que Agnes no identifica– y ven la gran extensión de la ciudad como un revoltijo agrietado, con el río serpenteando por el medio y las nubes tirando de las hilachas de humo que se desprenden de las casas” . Finalmente, la protagonista mira a su esposo, interpretando al viejo Rey Hamlet junto a un actor que, a su vez, interpreta a su hijo. A escasa distancia está Hamlet, su Hamlet, como podría haber sido si hubiera vivido, y el fantasma, con las manos de su marido, la barba de su marido y que habla con su voz. Es un momento escalofriante que forma parte del clímax emotivamente urdido para una hermosa historia de intriga.
La mejor novela de Maggie O’Farrell.
LA AUTORA
En el verano de1596 un niño de11 años murió en el pueblo de Stratford, en el condado de Warwickshire.Se llamaba Hamnet. Tenía una hermana gemela, Judith, y otra más mayor, Susanna. Su madre, Anne Hathaway (a la que todo el mundo llamaba Agnes), se partió en dos cuando Hamnet murió en sus brazos. Su padre casi no llegó al entierro. Estaba en Londres, lejos de casa, abriéndose camino en los corrales de comedia. Cuatro años después, le puso el nombre de su hijo al fantasma más célebre de toda la literatura isabelina.
Hablamos de Hamlet y de William Shakespeare.
Todos los elogios superlativos que está cosechando el último libro de Maggie O’Farrell, Hamnet (editado por Libros del Asteroide y por L’Altra Editorial en catalán) son más que merecidos.
Ganadora del Women’s Prize for Fiction y uno de los 10 mejores libros de 2020 según The New York Times, la novela imagina la historia inexplicablemente jamás contada de la vida familiar y doméstica de Shakespeare. Una historia llena de tristeza y duelo, también de amor, en la que
su mujer Agnes y su hijo Hamnet son protagonistas. El nombre de William Shakespeare no aparece ni una sola vez en las 300 páginas de la novela. Y sin embargo, después de leer Hamnet será imposible volver a leer o ver una obra de Shakespeare como lo habíamos hecho hasta ahora. Ya no es el mismo.
«Hamnet no es conocido y creo que se merecía tener una voz, reconocer la importancia que tuvo. Fue un hijo muy llorado, sólo hace falta leer las primeras líneas de Hamlet. Toda la obra es el mensaje de un padre a su hijo que está en otro mundo», explica O’Farrell, que sostiene que
la vida familiar y doméstica de Shakespeare ha sido «subestimada». «No sólo Hamnet, también sus hermanas y la mujer de Shakespeare han sido ignoradas por la historia».
Una de las razones es que resulta mucho más «excitante» contar la otra parte de su historia: la de cómo el hijo de un guantero sin estudios aterriza en Londres y se convierte en el dramaturgo más brillante de su época, del que seguimos hablando 500 años después. «Es mucho más fascinante, lo entiendo. Pero lo que no entiendo es por qué académicos muy respetados se han
comportado de forma tan horrorosa con Agnes siempre. La narrativa sobre ella en Inglaterra dice que era una aldeana ignorante, que le atrapó en el matrimonio, que él la odiaba y que por eso huyó a Londres. ¡He llegado incluso a leer que era fea, que se acostaba con todos! Y no hay, literalmente, ninguna prueba para acusarla de todo eso», explica. «Sabemos muy poco de Shakespeare, pero sabemos todavía menos de Agnes. Me interesaba hacer una reinterpretación de los hechos: ¿y si realmente William y Agnes se amaron? Sus obras están llenas de esposas
inteligentes, devotas y cariñosas», afirma.
En la novela, Agnes tiene un lado salvaje y ultrasensorial, un halo mágico que hace que pueda
intuir el futuro, curar a algunas personas con remedios naturales, sentir a los muertos. O’Farrell
cultivó un jardín medicinal isabelino para poder escribir con propiedad sobre las hierbas que tanto venera su heroína y dio clases de cetrería en Escocia. «Creo que ella debía ser una persona extraordinaria. Ahora sabemos que él lo era, conocemos todo de lo que era capaz, pero cuando se conocieron él debía ser el chico raro del pueblo. Me atraía la idea de que ella fuese la única persona capaz de ver lo que él escondía en su interior. Vio algo en él que los demás no supieron advertir», reflexiona.
No es la primera vez que la escritora irlandesa escribe sobre la muerte y la peor pesadilla para un padre, que su hijo muera. Lo hizo en su anterior libro, unas memorias tituladas Sigo aquí, en las que contaba su vida a través de 17 momentos en los que fue capaz de sortear la parca. El último capítulo está dedicado a su hija, que padece un trastorno inmunológico congénito que le provoca shocks anafilácticos de gravedad. «Hamnet tratade entender de dónde viene el arte. Para mi es la antítesis de la muerte. Es una danza contra ella. El arte no puede devolver a la vida a nadie, pero mientras estamos vivos, es nuestra manera de enfrentarnos a la muerte»,
confiesa.