AUTOR: Laird Koening
TRADUCTOR: Jon Bilbao
ENCUADERNACIÓN: Rústica con sobrecubierta
FORMATO: 13 x 20
ISBN: 978-84-18668-33-3
PÁGINAS: 272
Rynn acaba de cumplir trece años y lo celebra sola en su casa, situada al final de una calle a las afueras de una pequeña población norteamericana. Nadie sabe mucho de ella. Solo que se hace la interesante, no habla con nadie, cobra los cheques de viaje de su padre y da esquinazo a las visitas inoportunas. En su casa hace lo que quiere: fuma cigarrillos, se entrega a la poesía de Emily Dickinson y establece una amistad peculiar con un muchacho cojo que dice ser mago. Quiere vivir y no «fingir que vive», como hacen los demás. Hace tiempo que su padre, el poeta inglés Leslie Jacobs, no se deja ver por el pueblo, y los vecinos empiezan a hacer preguntas, ante lo que Rynn decide preservar su aislada existencia y su privacidad a cualquier precio. ¿Dónde está su padre? ¿Qué se oculta en esa casa que se alza al final del camino?
«Era una noche de las que le gustaban a la niña. Estaba frente a la ventana aquel último día de octubre, y observaba el mundo estremecerse al filo del invierno. El viento frío sacudía los tallos de las flores muertas del jardín y arrancaba las últimas hojas de los arces, arrojándolas a la oscuridad como jirones de papel negro. De un tirón, la niña corrió las cortinas y ocultó la noche.”
“Considerada como una de las obras maestras del terror gótico americano, “La chica que vive al final del camino” desprende inteligencia e intención por los cuatro costados. Sus virtudes entroncan con el subgènero infantil rural de la literatura de terror, especialmente, surgida en los años setenta, con clásicos indiscutibles como “El otro”.Marcos Gendre. Club Mondo
”Esta es una maravillosa historia de aislamiento y negativa a dejar que otros nos digan cómo vivir nuestras vidas”. JJ Castillo
”Una novela que presenta uno de los personajes infantiles más diabólicos de todos los tiempos” Hannah Furnes, The Telegraph
”Parece escrita con una pluma impregnada de cianuro potásico. Es el más certero compendio de maldad genuina que he leído en mucho tiempo” Fred Mustard Stewart