Autor: Charles Darwin
Traducción: Íñigo Jáuregui
Ilustrado Por: Ester García
Tamaño: 15 X 21 cm
Encuadernación: Cartoné
Los protagonistas de sus cuentos no son personas, sino ciervos, osos, leones… con ella (re)aprendemos a disfrutar de la naturaleza, de la misma forma que lo harán los niños al descubrir sus historias.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la ilustración?
Creo que fue hace muchos años, a través de los libros que veía cuando era niña en mi casa. Mis padres siempre tuvieron una gran biblioteca con todo tipo de libros infantiles, de historia del arte y también de fauna y flora ilustrada. Eso provocó que me enganchara muy pronto a la ilustración.
¿Qué te llevó a ser ilustradora infantil?
Creo que crecer rodeada de libros hizo que me convirtiera en ilustradora, o al menos esa emoción que sentía al abrirlos, verlos o escucharlos. Pensar que esos mundos que contemplaba en los libros los había imaginado y creado alguien era muy intrigante e inspirador.
¿La ilustración infantil tiene alguna particularidad?
Lo cierto es que no me paro a pensar si una ilustración tiene que ser más o menos infantil. Sí reflexiono sobre el sentido de la imagen, el tono del texto, y sobre qué quiero expresar con un dibujo o con un trazo. No hay un código, un lenguaje o una técnica concretas que diferencien a la ilustración infantil de otro tipo de ilustración. Al final se trata de contar historias. Podemos hacerlo mediante el realismo, la abstracción, el surrealismo, la poesía… hay muchos caminos donde elegir.
¿Qué técnicas utilizas?
Me gustan mucho la acuarela, los lápices de colores o las tintas. Pero mi herramienta favorita es el lápiz de grafito. Creo que si estuviese en una isla desierta y solo pudiese elegir una técnica, me quedaría con un simple lápiz.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Acudir al texto para después salirme de él y luego volver a entrar. Ilustrar mediante ese poso que dejan en uno las historias, porque creo que así me apoyo más en las sensaciones que me ha generado un texto. Y trabajar desde ahí.
¿Qué valores tratas de transmitir a través de tus obras?
Creo que no me planteo hablar de valores, prefiero que si algo llega al lector, sean sensaciones. Disfruto reflejando la naturaleza, los detalles o esas emociones que experimento al leer una buena historia.
¿Cual de tus ilustraciones es la que más te gusta, o es más especial para ti? ¿Por qué?
La mayoría tienen de especial el momento en el que fueron creadas o la historia a la que pertenecen, cada una la suya propia. Estoy muy contenta con el último trabajo que he realizado sobre los textos de Charles Darwin, “La selección natural” publicado por Nórdica Libros, porque he tenido libertad plena para interpretar sus teorías. Ha sido un proyecto en el que he puesto la cabeza y el alma.
¿Nos podrías confesar algún libro predilecto de tu infancia? ¿Por qué te gustaba?
Me encantaban los de Richard Scarry. Sus libros informativos son una maravilla y con ellos me quedaba embelesada mientras mi madre me daba la papilla… Tienen mil y un personajes y escenas que observar, y están repletos de detalles y de un humor especial. Era la primera forma de conocer el mundo. Más adelante recuerdo muchos, pero con especial cariño las historias del pequeño vampiro, de Ángela Sommer-Bodenburg e ilustrados por Amelie Glienke. Me atrapaban tanto que incluso los leía de noche, bajo la cama y con una linterna (esa escena tan típica, pero real), cuando todos ya se habían ido a dormir.
¿Tienes algún ilustrador de cabecera que te inspire?
Muchos autores me resultan inspiradores, la verdad, pero voy a nombrar tres: Francisco Meléndez, Javier Serrano y Ana Juan. Recomiendo a los lectores y amantes de la ilustración que se acerquen a su obra. Sus mundos son fascinantes.
Laura Caufapé