AUTOR: Dominique Roques
TRADUCTORA: Mercedes Corral
PÁGINAS: 284
ISBN: 978-84-19207-59-3
Así empieza:
«Los perfumes nos son familiares y misteriosos a la vez. Siempre apelan a una parte de nuestra memoria olfativa, fragmentos de recuerdos de infancia tan vívidos como lejanos. Nadie está exento. Todos llevamos impresa para siempre la huella de una estela de lilas, de un camino bordeado de retama. del olor de los seres queridos. Yo conservo intacto el recuerdo de un descubrimiento infantil en los bosques. En el mes de mayo, bajo los grandes castaños del bosque de Rambouillet, el sotobosque se cubría de tal cantidad de muguete que su perfume embalsamaba el aire. Yo estaba maravillado, turbado por aquel olor que me recordaba a mi madre, porque ella utilizada Diorissimo, ese suntuoso perfume que rinde tributo a las campanillas blancas. Familiaridad íntima del juego de los olores con nuestros recuerdos y misterio del poder evocador de una composición al abrir el frasco. El perfume nos tranquiliza primero hablándonos de nosotros y después nos cautiva hablándonos de él mismo»
Con rigor y agilidad el experto viajero Dominique Roques nos muestra el origen y todo lo que ha rodeado históricamente la elaboración de los perfumes; desde la recolección del incienso en la Antigüedad hasta la industria actual
Desde hace treinta años, Roques recorre el planeta para encontrar los extractos de flores, semillas, resinas o maderas, frutos de la tierra con aromas excepcionales que se ensamblan en infinitas fórmulas olfativas. Con rigor, humanidad y poesía, nos lleva al encuentro de hombres y mujeres con conocimientos inmemoriales, herederos de oficios de al menos treinta siglos: recolectores de flores en Bulgaria o en la India, balsameros en El Salvador o en Laos, cultivadores de pachulí o de lavanda, plantadores de sándalo, destiladores de bergamota. También nos alerta sobre las amenazas que se ciernen sobre esas actividades, ya sea por motivos políticos, económicos o por la devastación progresiva de los ecosistemas
«Una ruta por la geografía de las esencias naturales y los perfumes que nos acompañan desde siempre y nos despiertan la imaginación, desde la recolección del incienso en la Antigüedad hasta la industria actual» Vogue
«Una gran crónica apasionada de la Historia de la elaboración de los perfumes» W Magazine
EL AUTOR
Charlar con el humanista Dominique Roques es una suerte. Y no tememos usar esta palabra, suerte, a veces denostada, ya que él mismo habla de azar y encuentros a la hora de trazar su camino dentro del mundo del perfume. “Nada estaba decidido. Trabajaba en el sur de Francia con una empresa que destilaba hojas de pino, que decidió invertir en talleres de destilación en varios países. Con ellos vine a Andalucía, Marruecos, Bulgaria, Turquía, Madagascar. Descubrí el perfume en sentido inverso a la mayoría de gente del sector, que lo descubre en laboratorios o en espacios de marketing”, cuenta el francés en exclusiva a Condé Nast Traveler, en un más que notable castellano.
Dominique lleva treinta años recorriendo el planeta para encontrar los extractos de flores, semillas, resinas o maderas, frutos de la tierra que componen las fórmulas olfativas. Sin embargo, lo más valioso que ha encontrado es la amistad, pues cuenta ya con varios productores muy diferentes, en varias partes del mundo, a los que puede llamar amigos. Del mismo modo, ha hallado camaradería, amistad e inspiración entre los más talentosos narices (creadores de perfumes): sus dos maestros han sido Jacques Cavallier-Belletrud (ahora en Louis Vuitton) y Alberto Morillas (Firmenich). “Además, son amigos entre ellos, cada uno con su estilo y personalidad me han inspirado muchísimo. También admiro mucho a Marie Salamagne, con quien he viajado, una persona muy interesante”.
Su labor no está exenta de poesía ni antropología, y la conciencia de ello fue lo que le llevó a escribir El buscador de esencias (Siruela), un libro de referencia en el sector que ya va por la tercera edición en nuestro país. ¿En qué pensaba cuando lo escribió? “No sé si tenía un objetivo. Estaba convencido de que había material. Recuerdos y experiencias de más de tres décadas en las que, aparte de mi vivencia personal, tuve la suerte de compartir una riqueza que combina naturaleza, gente, tradición, historia, sitios a veces increíbles, que realmente forman un tesoro. Entendí que tenía que compartirlo”, rememora. “Existen muchos libros sobre el perfume, pero la mayoría son muy documentales, explican la materia prima, la composición, etc. Sabía esto y que además interesan a un público limitado, pensé que otro enfoque podía llegar a más lectores”.
El primer capítulo transcurre precisamente en Andalucía. “Escribiéndolo, todos los recuerdos que venían a mi mente me ayudaron a darle una dirección al libro. En él explico cómo extraen los ingredientes, pero también el ambiente, el calor, las encinas, los caballos, la Virgen de la Peña… cómo la jara y la goma, ingredientes de perfumería, están mezcladas con la vida del campo”. Sus páginas recorren también los viajes que ha realizado junto a perfumistas de renombre: “Quise plasmar sus reacciones al oler una flor, un bálsamo crudo… todos reconocen que es una experiencia muy diferente a oler un papel en un laboratorio”, explica.
¿Es el perfume la forma más exquisita de la belleza? “Sí, desde luego está muy arriba en el ranking. Lo que trato de escribir en el libro es que hay miles de campos aromáticos en el planeta. Todo eso se concentra en líquidos, esencias, extractos… el resultado es la belleza del mundo. Cuando además, 20, 30 o 40 se concentran en una botella de perfume, obtienes algo que no solamente huele divino sino que te aporta una historia… Tengo la suerte de conocer esas historias”.
Si ha de quedarse con algún viaje particularmente especial, nuestro viajero recuerda dos: “El primero fue para buscar el benjuí en los pueblos del norte de Laos; sus gentes son extraordinarias, con una forma de vida increíble. Y la emoción más fuerte que he vivido fue buscar incienso en Somalia. Es un viaje muy difícil y realmente supone el comienzo del perfume para la humanidad, hace 5.000 años, es muy especial”. Dominique tiene pendiente de publicar en nuestro país su segundo libro, El perfume de los bosques, cuyos derechos ya ha comprado Siruela.
“España tiene una tradición antiquísima de contacto con el perfume. Por ejemplo, en el libro no hablo del azahar, pero cuando ves la importancia de la flor del naranjo en Andalucía te das cuenta que es una cuestión de siglos”, nos comenta. “O el jazmín. Cuando paseas por las calles mediterráneas hueles esas flores tras los muros y te sumerges en la profundidad de la historia. La jara es extraordinaria y no tan conocida. Su aroma es único. Tiene una fuerza, una mezcla de notas de ámbar con casi notas animales… pienso que, junto al oud, la jara es uno de los dos vegetales que tienen un olor más potente. Y, aunque en Marruecos se hace un poco, es una cosa muy española”.
En cuanto a la cultura del perfume en la gente ‘de a pie’, el conocimiento que tienen de ello, también lo ve claro: “El perfume tiene mucha fuerza en Francia, España y bastante en Italia. No hay secretos. Es el mundo Mediterráneo. En Inglaterra hay una parte del negocio importante, y en Alemania, pero es diferente. La simple existencia de la Academia del Perfume, con sede en Madrid, lo demuestra”.
Teniendo la oportunidad de hablar con él es inevitable que nos preguntemos sobre la cuestión de los ingredientes naturales y sintéticos. “Todo el mundo en la industria del perfume sabe que hay que buscar un equilibrio. Los más grandes perfumistas no podrían trabajar sin sintéticos. Lo que pasa es que la elección debería ser únicamente técnica, no económica. En los años 70 y 80 las razones de usar más y más sintético eran puramente económicas. Eso no es bueno. Ahora es muy interesante porque, debido al cambio del punto de vista del consumidor, podría entenderse al revés. Muchas marcas, especialmente las nicho, buscan una riqueza en ingredientes naturales hasta el punto que son 100% naturales”.
Y prosigue: “Fuimos demasiado lejos antes y, quizá, ahora vamos muy lejos en el otro sentido. Mi visión es que volveremos al equilibrio. En general, los ingredientes naturales cuestan más. No quiero entrar en polémica, pero es interesante saber si el coste de un perfume va para pagar a Julia Roberts o a los que extraen el bálsamo del Perú”.
Creemos que, de hecho, la industria de la belleza, trata de convertir el tema de la sostenibilidad en una palanca social, aunque sin duda él tiene una visión más clara del asunto. “Hace 15 años esto no interesaba a nadie. Es increíble el camino que se ha hecho en la industria, en general. Y es porque el consumidor empujó muchísimo, ahora quiere saber qué hay detrás. Por eso las marcas ahora piden a los proveedores unas condiciones, proliferan las certificaciones. Queda un problema, y es que si un gran conglomerado empresarial quiere que la gente de Somalia trabaje con los mismos límites que en Francia o Inglaterra, no funciona. Yo he vivido eso y es súper difícil. Puedes estar preocupado por las condiciones de las trabajadoras del incienso, por ejemplo, pero la suya es una tradición y una forma de vivir. Hay un choque y muchos de nuestros productos vienen de países con mucha pobreza y problemas sociales: Madagascar, Haití, India… hay que buscar una forma, pero sin imponer a culturas locales cosas que no quieren o no pueden hacer”.
Clara Laguna
Conde Nast Traveler